Tratado de Fontainebleau: Clave en la Historia de España y Portugal

palacio de fointainebleau

El Tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de 1807, es un acuerdo crucial en la historia de la Península Ibérica. Establecido entre España y Francia, tenía como objetivo primordial la invasión de Portugal. Este tratado reflejó las tensiones políticas y militares en Europa, especialmente bajo la influencia de Napoleón. Sus implicaciones cambiarían el rumbo de las relaciones en la región y llevarían a eventos decisivos en la historia española y portuguesa.

Contexto Histórico del Tratado de Fontainebleau

El Tratado de Fontainebleau se firmó en un período de gran agitación en Europa. Este contexto político y militar fue clave para entender las decisiones estratégicas tomadas por los líderes de la época.

Situación de Europa a principios del siglo XIX

A comienzos del siglo XIX, Europa estaba marcada por la expansión del imperio napoleónico y un clima de rivalidad entre grandes potencias. La mayoría de los países europeos se encontraban en constante lucha por territorios y poder, lo que generaba un ambiente tenso y volátil. Las alianzas variaban rápidamente, y los conflictos bélicos eran comunes, lo que llevó a un cambio en las relaciones internacionales.

El Bloqueo Continental de Napoleón

En 1806, Napoleón implementó el Bloqueo Continental, una estrategia económica destinada a debilitar a Gran Bretaña. Este embargo prohibía el comercio con las colonias británicas, afectando considerablemente a las economías europeas. Portugal, aliado de Inglaterra, se negaba a cumplir con este bloqueo, lo que irritó a Napoleón y lo llevó a planear una invasión.

La Relación entre Portugal y Gran Bretaña

Portugal mantenía un vínculo histórico y estratégico con Gran Bretaña, lo que lo convertía en un objetivo para Napoleón. La negativa del reino luso a acatar el Bloqueo Continental significaba un desafío directo a los planes de Napoleón. Esta relación se tornó crucial, ya que la defensa de Portugal implicaba el apoyo británico, que facilitaría la resistencia ante la invasión napoleónica.

Cláusulas y Distribución Territorial

El Tratado de Fontainebleau estableció un delicado reparto territorial de Portugal tras la invasión. Las cláusulas del acuerdo definieron cómo se dividirían las regiones portuguesas, así como el tratamiento de sus colonias.

Reparto del Territorio Portugués

La ocupación de Portugal se organizó en tres grandes zonas, cada una destinada a diferentes intereses políticos.

El Reino de Lusitania Septentrional

La parte norte de Portugal sería concedida al antiguo rey de Etruria, Carlos Luis de Borbón-Parma. Esta región, que incluía Oporto y zonas adyacentes, recibiría el título de Reino de Lusitania Septentrional, constituyendo una compensación para el antiguo monarca despojado de sus territorios italianos.

La Zona Central de Portugal

La zona central del país, que abarcaba Beira, Trás-os-Montes y Estremadura, quedaría reservada para un intercambio futuro con Gran Bretaña. La intención detrás de esta medida era obtener Gibraltar y la isla de Trinidad, que estaban bajo control británico.

El Principado de los Algarves

La parte sur de Portugal, incluyendo Alentejo y Algarve, pasaría a ser un territorio personal de Manuel Godoy. Este área sería conocida como el Principado de los Algarves, otorgando a Godoy un beneficio político y económico significativo.

particion de portugal de napoleon

Tratamiento de las Colonias Portuguesas

Respecto a las colonias portuguesas, el tratado no definió una división específica, dejando su futuro sujeto a acuerdos que se establecerían en conversaciones posteriores. Las ambiciones imperialistas de las potencias involucradas hicieron que el destino de estas colonias fuera incierto.

Implementación e Invasión

La implementación del tratado se llevó a cabo de manera rápida y decisiva, marcando el inicio de una serie de operaciones militares que cambiarían el rumbo de la Península Ibérica.

La Invasión de Portugal

Las tropas españolas comenzaron su misión de invasión poco después de la firma del acuerdo. En los primeros días de noviembre de 1807, se inició un rápido avance hacia el territorio portugués. Las fuerzas españolas, lideradas por el general Castaños, lograron tomar la ciudad de Oporto, enfrentándose a una escasa resistencia, lo que les otorgó una ventaja inicial significativa.

Por su parte, el ejército francés, comandado por el general Andoche Junot, cruzó la frontera con rapidez. El 30 de noviembre de 1807, las tropas francesas entraron en Lisboa, consolidando su control sobre la capital portuguesa. La invasión provocó el pánico en la familia real portuguesa, que huyó hacia Brasil, escapando del inminente peligro.

Ocupación Francesa en España

Lo que empezó como una operación centrada en Portugal se transformó rápidamente en una ocupación más amplia de España. A mediados de marzo de 1808, aproximadamente 65,000 soldados franceses estaban desplegados en diferentes ciudades españolas, como Burgos y Barcelona, lo que generó un ambiente de inquietud entre la población.

La instalación de tropas francesas en suelo español comenzó a despertar tensiones inmediatas. Muchos ciudadanos veían en la presencia militar un ataque a la soberanía y un claro signo de opresión. Esta situación fomentó un clima de resistencia que culminaría en la violencia y el levantamiento popular en Madrid.

Crisis Dinástica y Rebelión Española

La crisis dinástica en España, exacerbada por la influencia de Napoleón, desencadenó importantes cambios políticos y sociales en el país. La situación se tornó insostenible debido a la presión ejercida por las fuerzas francesas y el descontento generalizado de la población.

El Motín de Aranjuez

El 17 de marzo de 1808, la tensión acumulada culminó en el Motín de Aranjuez. Este levantamiento popular fue una manifestación del descontento hacia Manuel Godoy, el favorito del rey Carlos IV y considerado un agente de los intereses franceses. Los ciudadanos, deseosos de un cambio, exigieron reformas y, en medio de la confusión, Godoy fue destituido.

La Abdicación de Carlos IV

La revuelta forzó a Carlos IV a abdicar. Con la presión de la multitud y el caos en palacio, el rey decidió ceder el trono a su hijo, Fernando VII. Sin embargo, este cambio ostensiblemente benigno no resolvió los problemas, ya que rápidamente se vio atrapado en los juegos de poder de Napoleón.

Convocatoria en Bayona y la Asunción de José I

Napoleón, al darse cuenta del vacío de poder en la península, convocó a ambos reyes a Bayona. Bajo amenazas y presiones, tanto Carlos IV como Fernando VII abdicaron en favor de José I Bonaparte, hermano de Napoleón. Esta legitimación por la fuerza provocó una gran indignación entre el pueblo español y marcó el inicio de un periodo convulso.

Consecuencias del Tratado en la Península Ibérica

Las implicaciones del acuerdo fueron profundas y marcaron un cambio significativo en la historia de la Península Ibérica.

Desplazamiento de la Monarquía Portuguesa

Como resultado inmediato de la invasión, la monarquía portuguesa se vio forzada a abandonar su nación. La familia real se trasladó a Brasil en un intento por preservar su autoridad y evitar el control francés. Este traslado no solo afectó a Portugal, sino que también alteró la estructura de poder en sus colonias, generando un nuevo centro de gobierno en América del Sur.

exilio de la familia real portuguesa
Delerive, N.-L.-A. (ca. 1816). Embarque da Família Real para o Brasil [Óleo sobre lienzo].

Inicio de la Guerra de la Independencia Española

Las tensiones provocadas por la ocupación francesa desembocaron en un levantamiento popular. La desconfianza hacia la presencia de tropas francesas, inicialmente vistas como aliadas, transformó la situación en un conflicto abierto. El levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid se considera el inicio de la Guerra de la Independencia Española, que duraría hasta 1814 y provocaría una lucha férrea contra la ocupación napoleónica.

Cambio del Equilibrio de Poder en Europa

El Tratado de Fontainebleau contribuyó a la reconfiguración del equilibrio de poder en Europa. La invasión y posterior ocupación de España por parte de las tropas francesas alentaron a otras naciones a formar coaliciones contra Napoleón. Estas tensiones, más allá del ámbito ibérico, resultaron en un escenario en el que se cuestionaban las antiguas alianzas y se buscaban nuevos equilibrios entre las grandes potencias europeas.