Sumerios, los primeros en llegar
Hoy toca hablar de los orígenes, pero no de la humanidad, sino de los orígenes de la civilización. Pero antes, os quiero hablar de dónde y porqué surgió la civilización, y para eso nos tenemos que trasladar al 6000 a.C., hace unos 8000 años, a Mesopotamia.
Pero, ¿Qué es y dónde está Mesopotamia?
Mesopotamia es una zona ubicada entre el actual Irak y Siria, regada por los ríos Tigris y Eufrates. Estos dos ríos nacen en los Montes Tauro, en el sur de Turquía, justo aquí.
La cordillera de los Tauro está formada por varios picos de más de 3000 metros, y se caracteriza por las intensas lluvias que recibe durante buena parte del año, lo que genera que los ríos bajen bien llenos de agua.
El nombre de estos Montes es probable que provenga de la gran cantidad de templos encontrados en la zona, repletos de figuras de toros hechos con terracota (TAURO (en latín) = TORO). Seguramente estuvieran dedicados al Dios Teshub o Tessub de los Hurritas, dios de las tormentas y del cielo que representaban cabalgando en un toro.
El Tigris y el Éufrates corren en paralelo hasta desembocar en el Golfo Pérsico, dando nombre a la zona que llamamos Mesopotamia, del griego Meso que significa en medio y Potamos que significa río, es decir, tierra entre ríos. En árabe se llama Bilad al-Rafidayn pero significa lo mismo.
Estos ríos provocan que sea una de las zonas más fértiles de la Tierra y por eso recibe el nombre de Creciente Fértil, que junto con el valle del Nilo en Egipto forman una media luna en el mapa.
Inicio del Neolítico – 6000 a.C.
Estamos en el 6000 a.C. y aparece la agricultura en la vida de los Homo Sapiens y con ello el sedentarismo. Surgen dos culturas de las que tenemos constancia, la Halaf y la Hassuna-Samarra.
La Hassuna se considera la más antigua. Ya trabajaban la cerámica, aunque de manera tosca y tenían hornos en los que hacían el pan. Vivían en chozas hechas con cañas y ramas. En esta época la cerámica va evolucionando, pasando de ser simple a tener un poco de color.
La cultura Samarra, que se llama así por encontrarse cerca de esta ciudad en la que hay la Gran Mezquita de Samarra con su Minarete, construida entre el año 848 y 851. Pero no nos vayamos del tema. Esta gente ya trabajaba la cerámica de una manera más elaborada, incluso con formas geométricas, humanas y de animales pintadas en ella. Las casas también evolucionaron pasando a estar construidas en ladrillos de arcilla cruda y con habitaciones e incluso patio.
Otra cultura que surgió en esa zona fue la cultura Halaf entre el 5500 y el 4500 a.C. Esta cultura construía las casas redondas y abovedadas y ya esculpían alguna figurilla en forma de toro y de mujer.
El Obeid – 4500 a.C.
Llegamos al 4500 a.C., aún inmersos en la Prehistoria de la zona para llegar al periodo de El Ubaid o Obeid. La cerámica es aún más avanzada, construían ya algún templo y figurillas, siendo las que tienen cabeza de lagarto de las más características.
Empezaron a surgir distintas culturas en la zona. Al sur de Mesopotamia surgió Sumer precursores de los sumerios, al norte Akkad, pueblo semítico y al este Elam, antecesores de los persas. Si bien es cierto que la cultura de Sumer y Akkad crecieron juntas y tenían culturas muy parecidas, las dos hablaban dos idiomas bien distintos.
Los Acadios hablaban una lengua de la familia de las lenguas semíticas, de la cual han surgido lenguas como el arameo bíblico o el árabe y el hebreo. Pero el idioma sumerio es muy diferente y no tiene relación con los otros de la zona, lo que los arqueólogos han denominado como el “problema sumerio”. Esto ha creado teorías como que los sumerios llegaron de otros lugares por el mar o de la India.
Una de estas explicaciones, de carácter mitológico, nos cuenta como un tal Oannes, mitad hombre mitad pez, salió del agua, les explicó como construir ciudades y templos, las letras, ciencias, a trabajar la tierra y se volvió a ir por donde había venido. Muy altruista el tío.
Periodo de Uruk – 3750 a.C.
A partir del 3750 a.C. empieza el periodo de Uruk y con él cambios importantes en la región. Empieza a aumentar la población, lo que desencadena en las primeras muestras de urbanización. El nombre viene dado por la ciudad de Uruk, situada entre Bagdad y Basora, que en esos tiempos ya existía.
En esta ciudad existían dos distritos, el primero era el de Kullab, con un santuario dedicado al padre de los dioses, Anu. Este santuario se fue construyendo en diferentes fases, siendo coronado en su fase final por el conocido como Templo Blanco.
El segundo era el distrito de Eannna, con un santuario dedicado a Inanna, que era la diosa del amor, de la guerra y protectora de la ciudad de Uruk. Las ciudades estaban gobernadas por un En o Ensi, que venía a ser como un rey sacerdote.
Debido a los nuevos retos que se les presentaron por esa explosión demográfica mejoraron la agricultura, con la invención del arado, inventaron la rueda para hacer carros y domesticaron caballos y camellos para que tiraran de ellos. Con esto transportaban más alimentos más rápido y empezaron a navegar con velas, que era más eficiente que a remos.
Durante esta época ya aprendieron a usar la metalurgia, es decir, a fundir el cobre para hacerse sus espadas y el oro y la plata para otros objetos. También aprendieron a mezclar el cobre con estaño y de ahí crear bronce, mucho más resistente.
Pero sin duda, el invento de ese siglo fue la escritura, que empezó a gestarse en esta época. Surgió la escritura pictográfica, es decir, usaban símbolos para temas comerciales y administrativos. Como véis escribían con un palo y arcilla, muy rudimentario, pero gracias a eso hoy podemos escribir.
Jemdet Nasr
(3200-3000 a.C.) El siguiente periodo, el de Jemdet Nasr, es de interpaso entre el de Uruk y el Periodo Dinástico Arcaico. Aquí surgen nuevas ciudades, entre las más conocidas Lagash, Nippur, Ur, Eridú, Larsa, Kish y alguna que otra más.
En este periodo volvió a surgir el interés por la escultura y la escritura evoluciona a pictogramas más elaborados, la escritura cuneiforme. Esto marca el final de la prehistoria y da inicio nuestra historia, la historia de la humanidad.
El Período Dinástico Arcaico (2900 – 2334 a.C.)
En esta época muchas ciudades del sur mesopotámico empiezan a ganar importancia y poder, por lo que ya podemos hablar de la civilización sumeria o “Ùg Sag Gíg Ga”, pueblo de la cabeza negra, como se llamaban ellos.
Durante esta época las ciudades crecieron mucho. Uno de los motivos de este crecimiento se piensa que fueron unas inundaciones que ocurrieron en la zona, aunque los historiadores no se ponen de acuerdo en sí afectaron a unas cuantas ciudades o a toda la región, según a quien le preguntes. Estas inundaciones se narran en el Atrahasis y puede que el Diluvio Bíblico venga de aquí.
Las ciudades sumerias solían tener grandes murallas, por lo que os podéis imaginar las relaciones entre vecinos, que normalmente se peleaban por las tierras. Aparece la figura del Lugal, que viene a ser como el gobernante de una región, por lo que intuimos que ya se les despertaron las ganas de ampliar fronteras y gobernar más de una ciudad a la vez, de ahí las murallas.
Dentro de la muralla vivía la población, alrededor del templo, que estaba en el centro de la ciudad. El urbanismo no era el más sofisticado, pues contaban con calles estrechas y no tenían porque ser rectas, ya que cada quien se contsruía la casa donde podía.
Fuera de las murallas estaban los campos de cultivo con sus canales de irrigación, un anillo de palmerales y jardines, más allá las sabanas por donde pastaban los rebaños y por último el desierto.
Sabían construir edificios con cúpulas y arcos complejos, por lo que también eran buenos en arquitectura. Las casas las construían con ladrillos de adobe y cañas, las puertas eran bajas y solo dejaban pequeñas aberturas para que corriera el aire, así evitaban que les entrara la arena en casa. Cuando acababan el trabajo duro se tomaban una cervecita, ya que conocían la receta.
La estructura social se cree que estaba organizada de manera que había un rey que mandaba, por debajo de él estaban las gentes adineradas y los sacerdotes, los escribas y funcionarios, muy bien valorados en ese tiempo y al final como siempre la plebe, campesinos, artesanos y esclavos.
Durante la primera mitad del tercer milenio nos consta que ya había escuelas, (llamadas É-DUB-BA=La casa de la tablilla). En ellas se formaba a escribas para que acabaran trabajando en los templos o palacios. Pero a partir de la segunda mitad de este milenio, los planes de estudio evolucionaron y se formaba a los estudiantes en materias teológicas, botánicas, zoológicas, mineralógicas, geográficas, matemáticas, gramaticales o lingüísticas.
Mitología sumeria
Para los sumerios la tierra estaba flotando en agua dulce y rodeada de un gran Océano. Todo este conjunto estaba dentro de una esfera en la que la mitad de arriba (lo que ellos veían) era el cielo y la mitad de abajo el infierno o como le llamaban ellos, el Kur.
Según la mitología sumeria, los dioses crearon a los humanos para que les sirvieran e hicieran el trabajo duro. Cada ciudad tenía su dios y su templo dedicado a este dios, al igual que cada una tenía su rey.
En el panteón sumerio encontramos a Anu, el dios del cielo y soberano de todos los dioses. Después están Enlil, señor del aire y completa la triada Enki, señor de la tierra, que también puede ser el señor de las aguas dulces.
También tenemos a Ninhursag, la diosa madre y a Inanna (la Ishtar acadia), diosa del amor y de la guerra casada con Dumuzi. Existe también Ereshkigal, equivalente a la Perséfone griega y Geshtinanna diosa de la vid.
Existían deidades menores a las que seguramente, la gente de a pie las tenía en alta estima, como por ejemplo Gula, diosa del parto, Endursag, protector de los viajeros, Ashnan, dios de la tempestad o Shumuqan, dios del ganado.
Como en todas las culturas, la muerte jugó un papel importante. Los sumerios creían que había otra vida después de la muerte. El más allá sumerio constaba de una ciudad con 7 murallas en la que se encontraba Ereshkigal y su marido Nergal, dios de la guerra y las epidemias. El difunto tenía que ir acercándose mientras se iba desnudando, atravesar un desierto y luego atravesar un río con un barquero, como en el Hades griego. Cuando llegaba a las puertas se decidía si podían entrar a vivir una vida triste y miserable. Un chollo!
Legado cultural sumerio
La escritura evolucionó y ya no solo se usaba para temas administrativos, si no que ya la usaban para documentar temas mitológicos, históricos y cositas religiosas. Tenían unos rodillos con grabados que usaban a modo de sello para hacer las inscripciones en arcilla.
Ya usaban las matemáticas con su sistema sexagésimal, es deicr, con múltiplos de 60 y para contar usaban las falanges en lugar de los dedos. La herencia que nos ha llegado es contar las horas con fracciones de 60 minutos, los minutos en fracciones de 60 segundos. y los años que constan de 12 meses son herencia de este sistema.
En el ámbito de la astronomía también se habían desarrollado, pues conocían los cinco planetas que se pueden ver a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) y tenían una visión heliocéntrica del universo, es decir, que el Sol es el centro y a su alrededor giran los planetas.
Es muy difícil poner una cronología de hechos en esta época dado los pocos registros que nos han llegado. Como cronología tenemos la Lista Real Sumeria, que son una serie de artefactos y tablillas en las que están representados en escritura cuneiforme los diferentes reyes. La más conocida es el Prisma de Weld-Blundell, aunque aquí faltan varios reyes, como los de Lagash.
En estas listas se nos detalla los diferentes monarcas que hubo en varias ciudades, como Uruk, Ur, Kish o Umma empezando por los reyes antediluvianos, con unas longevidades que recuerdan a los personajes antediluvianos de la Bíblia, y siguiendo por los de después del diluvio, ya considerados como históricos.
Entre ellos Mesilim, quizá el más antiguo de los que conocemos, como rey de Kish. En Lagash tenemos a Ur-Nanshe, que forma parte de la primera dinastía de esta ciudad. Fue el padre de Akurgal y el abuelo de Eannatum, que saldrá un poco más adelante.
Documentos que nos cuentan historias de esta época y han llegado a nosotros son la epopeya de Gilgamesh o la Estela de los Buitres.
La epopeya de Gilgamesh, considerada la obra más antigua conocida, nos cuenta como el quinto rey de Uruk, Gilgamesh, era un tirano con su población, por lo que le piden a los dioses que se lo carguen. Estos crearon a Enkidu, con la misión de matarlo. Pero cuando se empezaron a pelear se hicieron amigos, cosas de la vida.
Enkidu se enamoró pero no fue correspondido, por lo que Gilgamesh pensó que la mejor manera de animarlo era liarla por aquí y por allá. Se fueron al bosque de los cedros y se cargaron al gigante que allí vivía y Ishtar que lo vió todo se enamoró de Gilgamesh, pero tampoco le fue correspondido el amor.
Como estaba cabreada le pidió a su padre Anu que creará un Toro Celestial para que matara a Gilgamesh y Enkidu, pero el que se murió fue el toro. Los dioses se cabrearon aún más, e hicieron que Enkidu enfermara y se muriera, dejando muy triste a Gilgamesh que entonces se puso a buscar la vida eterna. Finalmente encuentra a Utnapishtim, que ya la había conseguido. Gilgamesh falla en los retos que le propone para encontrar la inmortalidad y se vuelve por donde había venido.
Aunque se cree que Gilgamesh no existió nunca, si que se piensa que hubo un Gilgamesh gobernando en Uruk.
Otro documento es la estela de los Buitres, que nos cuenta la pelea entre la ciudad de Lagash y la de Umma. Eannatum, rey de Lagash con sus tropas equipadas con cascos de cuero, escudos y lanzas, vence al rey de Umma y sus tropas.
Al cabo de un par de siglos aparece en Umma una especie de caudillo llamado Lugalzagesi. Este tipo consiguió conquistar Lagash, después Uruk y Ur y unir toda Sumeria bajo su dominio. Pero no le duró mucho la gloria, ya que pasados 24 años de sus éxitos llegó desde Acad un tal Sargón, que lo conquistaría todo.