Los Honderos Baleares: Guerreros Sigilosos y Letales de la Edad Antigua
Los Honderos Baleares, enigmáticos guerreros cuyas raíces se sumergen en el siglo IV a.C., marcando la crónica de las Islas Baleares en la Edad Antigua. Desde migraciones especulativas hasta mitos que los vinculan a la guerra de Troya, su legado se entrelaza con eventos cruciales de la antigüedad.
Destacando en las guerras sicilianas y la segunda guerra púnica, su destreza con la honda, forjada desde la infancia, los convirtió en fuerzas letales. Desde combatir bajo Aníbal hasta integrarse en el ejército romano de Julio César, su adaptabilidad resonó en conflictos como la guerra de las Galias.
Orígenes y Asentamientos en las Islas Baleares
Los honderos baleares, cuyas raíces se remontan al siglo IV a.C., se entrelazan con la fascinante historia de las Islas Baleares. Aunque el origen preciso de los primeros pobladores permanece en la penumbra, las especulaciones sugieren migraciones desde el extremo oriental del Mediterráneo. Posteriormente, se registraron flujos migratorios desde Fenicia y Focea (actual Líbano y Turquía), enriqueciendo la diversidad de estas islas.
Licofrón nos narra en su poema Alexandra, que estos guerreros llegaron a las costas Baleares huyendo de la guerra de Troya. En este poema Licofrón nos cuenta las historias de los héroes de la guerra de Troya en las palabras proféticas y enigmáticas de la princesa troyana Casandra.
Y otros navegarán hacia las rocas gimnesias bañadas por el mar, como cangrejos, vestidos con pieles, donde, sin manto y descalzos, arrastrarán sus vidas, armados con tres hondas de dos miembros. […]
[…]Estos pondrán un pie en las costas accidentadas que alimentan a los íberos cerca de la puerta de Tartessus, una raza surgida de la antigua Arne[…]
Licofrón de Calces
Guerras Sicilianas y Greco-Púnicas
Las primeras menciones de los honderos baleares datan de mediados del siglo V a.C. en Cerdeña, durante la conquista de Selinunte (409 a.C.) en el contexto de las guerras sicilianas.
Las guerras sicilianas (600-265 a.C.) fueron un escenario de conflicto entre griegos y cartagineses por el control de Sicilia y el Mediterráneo occidental. En este contexto, los honderos baleares desempeñaron un papel crucial, participando en eventos clave como la toma de Agrigento y la batalla de Ecnomo (310 a.C.).
La peculiaridad de los honderos radicaba en la elaboración de sus hondas, confeccionadas con fibras vegetales, esparto, lino e incluso crin de caballo.
Técnica y Proyectiles Especializados
Desde la infancia, los honderos baleares perfeccionaban el manejo de la honda, y su destreza se evidenciaba en la creación de proyectiles denominados glandes. Estos proyectiles, elaborados con piedras especialmente seleccionadas o piezas de plomo, permitían ataques precisos a diversas distancias, estableciendo una versatilidad única en su estrategia militar.
En el yacimiento arqueológico de Sanitja, Menorca, se han hallado proyectiles con las iniciales del líder del propietario, resaltando la personalización de su armamento.
Vida y Formación Singular
La formación de los honderos baleares se iniciaba desde temprana edad, según relata Licofrón de Calces. Las madres enseñaban a sus hijos el arte de la honda mediante prácticas que incluían el ayuno y la precisión en el tiro.
Sus madres enseñarán a sus jóvenes hijos el arte de disparar a larga distancia mediante una disciplina sin cena. Porque ninguno de ellos masticará el pan con sus mandíbulas, hasta que con una piedra bien apuntada haya ganado la torta colocada como señal sobre el tablero.
Licofrón de Calces
Equipados con tres tipos de hondas para diferentes alcances, los honderos mostraban habilidades especializadas en situaciones de largo, mediano y corto alcance.
En el Ejército Cartaginés
Cuando los cartagineses se instalaron en España, los líderes púnicos no dudaron en reclutarlos. Diodoro Sículo los sitúa como combatientes cartagineses en eventos como la toma de Agrigento y la batalla de Ecnomo (310 a.C.), bajo las órdenes de Amílcar, hijo de Giscón.
Aníbal, el mejor estratega cartaginés, reconoció la valía de estos soldados y desplegó aproximadamente 2000 honderos baleares en la península itálica. Colocados estratégicamente en primera fila en enfrentamientos como la batalla de Cannas (216 a.C.), fueron cruciales en hostigar a los romanos, siendo considerados por Aníbal como soldados irreemplazables debido al alcance y precisión de sus hondas sobre el arco.
Estos honderos enfrentaron a los legionarios romanos en varias ocasiones durante las guerras púnicas bajo Aníbal, Asdrúbal y Amílcar. Participaron en batallas cruciales como Cannas (216 a.C.) y Zama (202 a.C.), la que marcó el declive de la supremacía cartaginesa en el Mediterráneo.
Integración en el Ejército Romano
Tras la conquista romana de las Islas Baleares, los honderos baleares no desaparecieron; más bien, se integraron en las filas del ejército romano. Caio Salustio informa sobre su participación en Numidia contra Jugurta (111-105 a.C.), mientras que César los menciona como parte de las tropas en la guerra de las Galias (56 a.C.), donde combatieron junto a otras élites como jinetes númidas y arqueros cretenses.
Con Julio César en la conquista de la Galia, los honderos baleares se integraron como tropas auxiliares, inscribiendo sus proyectiles con las palabras «Caesar Imperator». Su versatilidad se evidenció en la conquista de Britania (55 a.C.), donde hostigaron a los britanos desde las cubiertas de los barcos romanos.
El general Quinto Cecilio Metelo, conocido como «Baleárico», conquistó las Islas Baleares en el 121 a.C. tras dos años de feroz resistencia de los honderos baleares. Tito Livio destaca que Metelo tuvo que proteger sus barcos con pieles y cuero para resistir los implacables ataques de estos hábiles guerreros.
Tras la conquista de Roma, los honderos baleares continuaron siendo parte del ejército romano hasta el fin de la República. Sin embargo, con la llegada de Augusto y la estabilización del Imperio, su utilidad disminuyó. Las hondas, una vez armas temibles, se relegaron al ámbito del pastoreo mientras los productos que solían motivar sus combates llegaban a las Islas Baleares a través del comercio.
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