
La presencia de un avión espía británico sobre Gaza ha vuelto a encender las alarmas sobre la implicación de potencias occidentales en el conflicto palestino-israelí. Ese mismo día, el periodista palestino Bilal al-Hatoum fue asesinado tras un bombardeo israelí en la zona de Al-Saftawi, al norte de la Franja, lo que eleva a 222 el número de periodistas muertos en Gaza desde el inicio de la ofensiva israelí, según fuentes locales.
La aeronave de vigilancia británica, un Shadow R1 de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF), despegó de la base aérea de Akrotiri, en Chipre, y sobrevoló la Franja realizando operaciones de recolección de inteligencia. Su presencia en la zona ha generado duras críticas y sospechas de coordinación operativa con el gobierno israelí, especialmente dada la histórica colaboración del Reino Unido en operaciones conjuntas y su papel central en la red de inteligencia occidental.
Lo más llamativo es que este vuelo tuvo lugar apenas unas horas después de que el ministro de Exteriores británico calificara de «bárbaricas» las acciones israelíes en Gaza y cuestionara las negociaciones comerciales con Tel Aviv. Para muchos, esta coincidencia pone en evidencia lo que algunos medios ya describen como “el doble discurso de Occidente”: condenas públicas mientras se facilita, en la práctica, la maquinaria bélica israelí.
Otro periodista muerto y los medios de comunicación siguen son su silencio
La muerte del periodista Bilal al-Hatoum en el ataque aéreo ha desatado nuevas condenas internacionales. Organizaciones de derechos humanos denuncian que Israel está llevando a cabo una campaña sistemática para silenciar a la prensa en Gaza, eliminando no solo voces críticas, sino también testigos de lo que califican como crímenes de guerra. Ya son 222 los periodistas muertos en esta nueva parte del conflicto que empezó el 7 de octubre de 2023.
Mientras tanto, ni el Ministerio de Defensa británico ni el gobierno israelí han hecho comentarios sobre el propósito exacto de la misión del Shadow R1 o sobre la muerte del periodista.
En Gaza, el drama humanitario se intensifica, y los gestos simbólicos de la diplomacia occidental contrastan de forma dolorosa con su implicación estratégica en el terreno. Para muchos, la aparente neutralidad se ha convertido en una forma de complicidad.