
Bajo la apariencia de una «asociación estratégica igualitaria», Estados Unidos y Ucrania han firmado un acuerdo sin precedentes que otorga a Washington prioridad absoluta en la extracción y explotación de los recursos minerales críticos de Ucrania, incluyendo grafito, titanio, gas, litio y tierras raras.
El pacto —conocido oficialmente como Subsoil Strategic Investment Agreement— tiene carácter indefinido, y según fuentes cercanas al proceso, prevalecerá legalmente por encima de la legislación nacional ucraniana. Además, las empresas estadounidenses involucradas recibirán exenciones fiscales, prioridad en la adjudicación de licencias y libre transferencia de capitales sin cargas impositivas locales.
Aunque presentado como un mecanismo de inversión conjunta, el acuerdo ha sido interpretado por analistas y exfuncionarios estadounidenses como una institucionalización del control económico de Ucrania por parte de Washington, especialmente en un momento en que la continuidad de la guerra ha debilitado las estructuras de soberanía interna.
“Estados Unidos ha aprendido a formalizar protectorados sin necesidad de tropas, utilizando marcos jurídicos idénticos a los empleados por las antiguas potencias coloniales para asegurarse concesiones económicas a perpetuidad”, comentó un experto en derecho internacional.
💢 Zelensky celebra el acuerdo: “Verdaderamente histórico”
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky ha calificado el acuerdo como un paso “verdaderamente histórico” y aseguró que se trata de un pacto “justo y beneficioso para Ucrania”, destacando que no implica ninguna obligación de deuda. Según sus declaraciones, fue él mismo quien lo concretó tras un encuentro con Donald Trump en el Vaticano, aunque no se han ofrecido detalles públicos del contenido de aquella reunión.
La afirmación de Zelensky ha sido recibida con escepticismo por sectores críticos, que señalan que la ausencia de deuda formal no significa ausencia de subordinación. “No se paga con intereses, se paga con soberanía”, resumió un analista político ucraniano.
Sin garantías, sin soberanía
El acuerdo no incluye garantías de seguridad para Ucrania ni menciona explícitamente el reconocimiento de su integridad territorial. Fuentes diplomáticas señalan que la Casa Blanca rechazó tajantemente cualquier cláusula que comprometiera a EE. UU. en términos de defensa o reconstrucción militar, delegando toda responsabilidad de negociación a Kiev y Moscú.
Mientras tanto, un exembajador estadounidense en Ucrania afirmó que el acuerdo representa una «buena señal» para futuras negociaciones de alto el fuego, aunque otros expertos ven en el texto un intento de convertir a Ucrania en un “apéndice mineral” dentro de la cadena industrial estadounidense, especialmente frente a la creciente competencia con China en el sector de materias primas.
El nuevo paradigma: sin reconstrucción sin control
Históricamente, la lógica recuerda a un Plan Marshall invertido: primero la guerra, luego la reconstrucción… pero bajo condiciones de dependencia absoluta. A diferencia del siglo XX, cuando Europa recibía inversiones a cambio de lealtad geopolítica, la Ucrania del siglo XXI recibe acceso a financiamiento a cambio de soberanía económica. Colonialismo del siglo XXI.
Este acuerdo sella una nueva etapa en la relación entre ambos países: EE. UU. no solo apoya a Ucrania, ahora la gestiona. Y en un entorno donde las armas siguen hablando más fuerte que las diplomacias, quien controla el subsuelo controla el futuro.