
El 16 de septiembre la Iglesia Católica recuerda a dos figuras clave de los primeros siglos: San Cornelio, papa y mártir, y San Cipriano de Cartago, obispo y padre de la Iglesia. Ambos son ejemplos de fidelidad, liderazgo y coraje frente a la persecución.
San Cornelio: papa y testigo de la fe
San Cornelio fue elegido papa en el año 251 durante un período de gran persecución contra los cristianos en el Imperio Romano. A pesar de las dificultades, mantuvo la unidad de la Iglesia y defendió a los cristianos que habían caído en apostasía bajo coacción. Por su firmeza y amor al rebaño, fue desterrado y finalmente murió como mártir en Civitavecchia, dejando un ejemplo de valentía y entrega total a Dios.
San Cipriano de Cartago: maestro y guía de la Iglesia
San Cipriano, contemporáneo de Cornelio, fue obispo de Cartago y uno de los padres más influyentes de la Iglesia primitiva. Sus escritos abordaron la unidad de la Iglesia, la vida cristiana y la fidelidad en tiempos de persecución. Cipriano sufrió destierro y amenazas, pero nunca renunció a su misión pastoral, convirtiéndose en un referente de integridad y sabiduría para toda la Iglesia.
Juntos, Cornelio y Cipriano representan la fuerza del liderazgo pastoral que combina valentía, doctrina sólida y cuidado por los fieles, especialmente en tiempos de prueba.
Otros santos y beatos del 16 de septiembre
- San Juan Macías (s. XVII) – Dominico español que vivió en Lima (Perú). Dedicado a oficios humildes, destacó por su amor a los pobres y enfermos, así como por su devoción al Rosario y a las almas del purgatorio.
- San Abundio y compañeros (s. IV) – Mártires en el monte Soracte, en el Lacio (Italia).
- Santa Edita (s. X) – Virgen inglesa, hija del rey de los anglos, que desde niña se consagró a Dios en el monasterio de Winchester, despreciando las vanidades del mundo (†984).
- Santa Eufemia de Calcedonia (s. IV) – Mártir bajo Diocleciano, venerada en Calcedonia (hoy Turquía). Tras crueles tormentos, alcanzó la gloria hacia el año 303.
- Santa Ludmila de Bohemia (s. X) – Duquesa y mártir. Abuela de san Wenceslao, a quien formó en la fe cristiana. Murió estrangulada por orden de su nuera Drahomira y otros nobles paganos en el año 921.
- San Niniano de Galloway (s. V) – Obispo bretón que evangelizó a los pictos en Escocia, fundando la sede de Whitehorn.
- Beato Ludovico Alemán (s. XV) – Arzobispo de Arlés, en Provenza. Destacado por su piedad, austeridad y amor a la penitencia.
- San Martín el Sacerdote (s. XIII) – Abad cisterciense del monasterio de Santa María de Huerta (Castilla, España). Más tarde obispo de Sigüenza, trabajó en la reforma del clero y terminó sus días de nuevo en la vida monástica.
- San Prisco de Nocera de los Paganos (s. IV) – Obispo y mártir venerado en Campania (Italia). San Paulino de Nola le dedicó loas poéticas.
- Beato Víctor III, papa (s. XI) – Nacido en Montecassino, fue monje benedictino y sucesor de san Gregorio VII en el papado. Gobernó la Iglesia con sabiduría y defendió la reforma eclesiástica.
- San Vital de Savigny (s. XII) – Abad normando que, retirado a la vida solitaria, fundó el monasterio de Savigny, centro de observancia estricta y gran influencia monástica.