
El 14 de septiembre el santoral católico celebra una de las festividades más solemnes del calendario litúrgico: la Exaltación de la Santa Cruz. Esta conmemoración tiene sus raíces en la veneración de la cruz de Cristo, signo de salvación y victoria sobre la muerte, y nos recuerda que en ese madero, instrumento de suplicio, se manifestó el amor infinito de Dios por la humanidad.
La Cruz, signo de triunfo y esperanza
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz se remonta al siglo IV, cuando Santa Elena, madre del emperador Constantino, peregrinó a Tierra Santa y, según la tradición, encontró la verdadera Cruz en Jerusalén. Poco después, sobre el monte Calvario, Constantino mandó erigir la basílica del Santo Sepulcro, que fue dedicada un 14 de septiembre del año 335.
El origen de la celebración también está vinculado con un acontecimiento histórico posterior: la recuperación de la Cruz por el emperador Heraclio en el año 628, tras haber sido robada por los persas. Desde entonces, esta fiesta se extendió por Oriente y Occidente como recordatorio de que la Cruz no es símbolo de derrota, sino de victoria y redención.La Cruz es el centro del cristianismo. Ella recuerda la entrega total de Jesús, su pasión y su resurrección. Por eso, exaltar la Cruz es exaltar al mismo Cristo, que transformó el sufrimiento en camino hacia la vida eterna.
Otros santos y beatos del 14 de septiembre
- San General, mártir – Testigo de Cristo que ofreció su vida por la fe, recordado en esta jornada como ejemplo de valentía cristiana.
- Santa Salustia de Roma (s. III) – Esposa de san Cereal, instruida en la fe por el papa san Cornelio. Convertida al cristianismo, fue martirizada en Roma en el año 251 durante las persecuciones del emperador Decio.
- Santa Notburga de Eben (s. XIV) – Virgen tirolesa que vivió dedicada a las tareas domésticas y al servicio de los pobres, convirtiéndose en modelo de sencillez y caridad.
- San Alberto de Castro Gualteri (s. XIII) – Obispo de Jerusalén y legislador de los eremitas del Monte Carmelo, a quienes dio la primera Regla. Murió asesinado en San Juan de Acre mientras celebraba la fiesta de la Santa Cruz.
- San Cipriano de Cartago (s. III) – Obispo y mártir, célebre por su santidad y doctrina. Gobernó la Iglesia en tiempos de persecución, fortaleciendo a los cristianos con su ejemplo. Tras el exilio, fue decapitado por orden del procónsul hacia el año 258.
- Beato Claudio Laplace (s. XVIII) – Sacerdote francés martirizado en la Revolución Francesa. Encarcelado en un barco-prisión frente a Rochefort, murió de hambre y enfermedad a causa de su fe.
- San Gabriel Taurino Dufresse (s. XIX) – Obispo misionero en China durante cuarenta años. Tras una vida de entrega al Evangelio, fue capturado y degollado en Chengdu en 1815.
- San Materno de Colonia (s. IV) – Obispo de Colonia, evangelizó a las poblaciones de Tongres, Tréveris y la región renana, consolidando la fe cristiana en Germania.
- San Pedro de Bellevaux (s. XII) – Abad cisterciense, luego obispo de Tarantasia. Se distinguió por su celo pastoral y por promover la concordia entre los pueblos.