San Raimundo de Peñafort, patrón de Abogados y pionero de la Inquisición en el Reino de Aragón

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San Raimundo de Peñafort, hijo del señor del castillo de Peñafort, hoy en día Santa Margarida i els Monjos, fue un monje dominico nacido en la década de 1170 y muerto en Barcelona el 6 de enero de 1275, aunque fue canonizado en el santoral católico del 7 de enero. Patrón de abogados y juristas por ser uno de los mayores especialistas en Derecho Canónico de la Edad Medieval, fue asesor personal del papa Gregorio IX y del rey Jaime I el Conquistador, a parte el tercer Maestro General de la Orden de Predicadores.

Hagiografía

Raimundo, proveniente de noble linaje como hijo del señor del castillo de Peñafort, Pere Ramón, y de la distinguida Sara o Surina, comenzó su andar por este mundo con un destino que lo llevaría mucho más allá de las murallas de su natal Peñafort.

Los primeros destellos de la vida de Raimundo emergen en 1204, cuando decide emprender el camino del clero y convertirse en escriba en la Catedral de Barcelona. A los 20 años de edad ya había asumido las enseñanzas de las artes liberales, por lo que su sed de conocimiento lo lleva más allá de las fronteras, hasta la Universidad de Bolonia, donde no solo obtiene el doctorado en derecho civil y eclesiástico, sino que también comparte sus conocimientos como profesor entre 1217 y 1222.

De regreso en Barcelona, la vida de Raimundo da un giro trascendental. Nombrado canónigo y pavorde en 1222, decide renunciar a tales distinciones para abrazar la vocación de la Orden de Predicadores, la cual conoció durante su estancia en Bolonia. Acompañando al legado papal Jean d’Abbeville en su recorrido por los reinos hispánicos para implantar las reformas y decisiones que habían tomado en el Concilio de Letrán IV, Raimundo se sumerge en el estudio y la redacción de tratados, consolidando su legado intelectual con obras como la Summa de casibus poenitentiae y las glosas al Decreto de Graciano.

En 1223, colabora con Pedro Nolasco y su amigo el rey Jaime I de Aragón en la fundación de la Orden de Nuestra Señora de la Merced. Esta nueva orden tenía como objetivo liberar a los cristianos cautivos y esclavizados por los islamitas, reflejando el compromiso de Raimundo con causas humanitarias y religiosas.

Retiro y Actividad: Un Líder de la Orden (1236-1240)

En 1236, tras rechazar el arzobispado de Tarragona y otros honores papales, Raimundo se retira al Convento de Santa Catalina, en Barcelona. Sin embargo, este periodo de «retiro» no fue sin actividad, ya que pronto se involucra en las Cortes de Monzón y juega un papel crucial en asuntos eclesiásticos y judiciales. Su participación activa en la revisión de las Constituciones de su orden y su elección como el tercer general de los dominicos en 1239 resaltan su influencia y liderazgo.

Tras un breve, pero intenso periodo como líder de la Orden, Raimundo regresa a su amado Convento de Santa Catalina, donde despliega una intensa actividad como inquisidor, asesor jurídico y confesor del rey Jaime I. Su compromiso con la causa religiosa y su buena relación con la corona es evidente en la dirección de cuatro diócesis por monjes dominicos.

Obra de Raimundo de Peñafort

La obra de Raimundo no se limita a sus funciones eclesiásticas. Su legado se extiende a la acción misionera y policial, fundando escuelas de lengua árabe en Túnez y Murcia para facilitar la conversión de musulmanes. Su solicitud a Santo Tomás de Aquino para la redacción de la ‘Summa contra gentiles‘ destaca su empeño en proporcionar argumentos racionales para la conversión.

Pero, sin duda, la joya de la corona es la redacción de las Decretales del Papa Gregorio IX en 1234, que se convirtieron en el cuerpo de Derecho canónico hasta 1917. Además, Raimundo dejó su huella en diversas obras, desde la Summa Iuris Canonici hasta tratados sobre afinidades matrimoniales y casos jurídicos.

Culto y Canonización

La vida de Raimundo de Peñafort no culmina con su fallecimiento el 6 de enero de 1275, sino que su legado perdura en el culto público y la canonización realizada por el papa Clemente VIII en 1601. Su festividad el 7 de enero, su consideración como patrono de juristas y abogados, y la creación de la Orden de San Raimundo de Peñafort en 1944 demuestran que su influencia trasciende los siglos.